Uno de los hechos inexplicables en los últimos días en Michoacán es el de la abierta campaña electoral del senador Marko Cortés, en busca de la nominación del Partido Acción Nacional como candidato a la gubernatura de Michoacán. Si se analizan las declaraciones de los precandidatos de todos los partidos, se percibe en casi todas ellas el pudor de no declararse aspirantes a la gubernatura para no transgredir la normatividad electoral. Así, por ejemplo, Silvano Aureoles expresó a La Jornada Michoacán (5 de mayo): "Yo no puedo hablar como candidato porque el proceso no ha empezado. Ahora aparezco en la lista de los compañeros del partido con posibilidades de poder representar al proyecto del PRD en el estado." Sin embargo, Marko Cortés recorre por todos lados la entidad, manifestando públicamente que él sí competirá por la gubernatura. De igual manera, los medios de comunicación bombardean a la ciudadanía con spots del senador Cortés, lo que genera, de entrada, dos preguntas: ¿de dónde surgen los recursos económicos para ese despliegue publicitario? y la más importante: ¿por qué no se han quejado de esta abierta campaña los perredistas?
Recordemos que en los meses anteriores Fabiola Alanís, a la sazón presidenta del PRD estatal, no se cansaba de acusar a Luisa María Calderón de violentar los tiempos electorales, de abusar del poder por hacer giras por el interior del estado y de cualquier otra cosa que se le ocurriera. Lo mismo hacían otros miembros del sol azteca. Hoy no se escucha ninguna queja perredista contra la campaña de Marko, lo que hace pensar a muchos que ese rumor de que el ahijado de Marta Sahagún es apoyado por el gobierno de Godoy puede tener algunos visos de verdad. Este supuesto apoyo sería para dividir al panismo y lograr que este partido llegue tan debilitado al proceso electoral, que permita que la competencia real sea entre dos opciones, nada más: PRI y PRD. Si llegan tres fuerzas en equilibrio, aquél candidato que logre atraer el voto de los indecisos podría superar a sus rivales. En cambio, al polarizarse la competencia, se pierde ese efecto decisorio de quienes no votan siempre por el mismo partido y se incrementan las posibilidades de aquél que logre sacar a la calle a votar a sus simpatizantes.
Otro hecho digno de mención es la solicitud de licencia que presentó Marko Cortés para dejar "por tiempo indefinido" su escaño en el Senado de la República el 12 de abril anterior. Al parecer la licencia sólo tuvo vigencia durante tres días, pues al aproximarse el día de quincena, el joven senador lo pensó mejor y decidió que aún no es tiempo de dejar su posición actual, ya que de todas maneras puede seguir prácticamente en campaña sin que sus rivales lo impugnen. Estos son los prolegómenos de un proceso electoral que se prevé muy complicado y con altas posibilidades de convertirse en el escenario de una lucha en la que se valdrá de todo. Confiemos en que no sea así.