Parecen más y también menos. Más por la confianza que tenemos, porque en tan poco tiempo estoy más segura que nunca, porque en cinco meses creo que te conozco y que me conoces, porque en este tiempo ya está tu cepillo de dientes sobre el lavabo o tu pijama en mi armario, porque hemos hablado y hablado, porque incluso han aparecido ilusiones de futuro y hemos nombrado compromisos, hogares, futuros y niños.
Menos por miedo, por miedo a que en tampoco tiempo la realidad sea otra, porque en este tiempo que aunque poco es suficiente, seguimos como el primer día e incluso mejor y no hallan decaido ni las palabras, ni el cariño, ni el sexo, ni la imagen del otro.
Te estimo. Y como tú dices sé, que las cosas deben ir forjándose. No está todo zanjado, sino que se van construyendo día a día. Y ese es el miedo y la savia de esto. Miedo porque no te quiero perder y savia porque si estuviese todo tan claro no tendría ninguna gracia.